Los invitamos a compartir muchas curiosidades sobre la sociedad colonial ¿nos acompañan?
Durante la época colonial, las órdenes religiosas cumplían múltiples funciones.
Además de estar presentes en las ciudades, también lo estaban en las zonas más alejadas del Virreinato, por ejemplo la orden religiosa de los Jesuitas, llamada “Compañía de Jesús”, creo pueblos en la selva, llamadas “misiones”.
La producción de plata impulsó el comercio de larga distancia. Desde México y Perú, los principales centros productores, se enviaba la plata a España a cambio de manufacturas y de artículos de lujo. España implantó en sus colonias el monopolio comercial, es decir la prohibición de comerciar con otras naciones europeas y estableció los puertos autorizados para el comercio, que eran unos pocos. Para ello España creó el sistema de flotas y galeones: una flota de naves de carga partía hacia las colonias americanas y era custodiada por naves de guerra, a fin de evitar los ataques piratas. Este sistema comercial no solo era lento, sino que favoreció a unos pocos comerciantes, y las mercaderías llegaban muy costosas a América, por lo que apareció el contrabando, es decir el comercio ilegal, y esto benefició a los comerciantes de las colonias porque compraban más barato y podían conseguir productos que España no suministraba. Como consecuencia del contrabando, una parte de la riqueza en plata fue desviada a otras naciones.
Como dijimos al comienzo, no todos los integrantes de la sociedad tenían los mismos derechos, entre ellos los esclavos, no tenían ninguno.
Los esclavos que vivían en el Virreinato del Río de
Una de las ocupaciones más comunes de las esclavas negras era ser “amas de leche”, es decir amamantar a los recién nacidos. Otra de sus ocupaciones domésticas era lavar la ropa, para ello se juntaban a orillas del Río de
Los negros no podían recibir ninguna clase de enseñanza, excepto la cristiana y solo una vez por semana.
Aquí también encontramos diferencias con nuestra sociedad actual, la educación no era para todos. Los niños más humildes no recibían educación y desde pequeños realizaban varios oficios para ayudar a sus padres; en general trabajaban como ayudantes de los mayores en los oficios más tradicionales aunque no cobraban dinero, solo les daban la comida y les enseñaban un oficio con el que podrían ganarse la vida, también eran repartidores de leche y de otras mercaderías desde los comercios a las casas de familia.
En general las clases se impartían solo a los varones, aunque a principios de siglo XIX, en algunas provincias se establecieron escuelas para niñas.
Acá sí que tenemos para todos los gustos y clases sociales, “
La pulpería eran los comercios o negocio del campo, también llamados almacén de ramos generales. Allí se vendía todas aquellas cosas que los pobladores necesitaban: telas, comestibles, remedios, ropas, artículos de talabartería y los llamados "vicios": tabaco, papel para armar cigarrillos, yerba, etc. Allí se reunían a beber y a conversar los gauchos de los alrededores y los viajeros que estaban de paso. El pulpero atendía detrás de una reja de hierro o madera, que le servía de protección contra los borrachos pendencieros y los asaltantes. En las pulperías había siempre una o dos guitarras, para que lucieran sus habilidades los cantores; a veces se originaban amenas payadas; allí se daban y se recibían toda clase de noticias, se jugaba a los naipes, bochas, dados y taba; se realizaban riñas de gallos y se concertaban y corrían carreras de caballos. Eran frecuentes las discusiones y las riñas y en esos casos se retaban a duelo.
Algunos atribuyen el origen del nombre a que los pulperos (propietarios de estos establecimientos) eran verdaderos "pulpos", que les sacaban el dinero a los pobres (el mismísimo diccionario de
Tiene su origen en las primeras épocas de la colonia (En marzo de 1600 el cabildo porteño impuso a un pulpero una multa de 8 pesos por haberle vendido vino a indios y negros).
Eran reuniones que se hacían a la noche, en las casas de los vecinos más importantes. Eran el eje de la vida social, se reunían para discutir sobre religión, política, e inclusive para jugar a las cartas, al billar o truque, al ajedrez y al chaquete y resolver adivinanzas y acertijos. En general se daban una vez por semana. Después de la charla o los juegos era muy común que se bailara.
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